Descubrí lo mucho que me gusta caminar por la ciudad. Inicialmente ya venía preparada para acomodarme a no tener las comodidades que tengo en Medellín y para ser sincera venía con todo el ánimo, sin reclamos ni quejas; tal y como ocurría cuando vivíamos en Europa (los 4 ya sabemos lo que es).
Lo cierto es que, siendo pedestre, término en portugués que significa peatón, es que he logrado destapar la esencia de esta ciudad antiguamente imperial. Descubriendo secretos, rincones mágicos, atelieres de diseño y de recuperación de muebles viejos (con unas joyas…), en fin, dejándome seducir por esta maravillosa ciudad que si bien no es una reina de belleza como lo es París, es bastante picara y coqueta.
Al recorrer espacios de cualquier ciudad siempre he imaginado como sería viajar en la máquina del tiempo y ver sus dinámicas en diferentes épocas de la historia, sobre todo cuando nos cuentan relatos como los de Pedro I y su famoso Eu fico, “me quedo”.
La verdad es que todos tenemos nuestro pasado oscuro y el de Rio, al igual que las demás ciudades que tuvieron esclavitud, fue duro, tanto así que incluso hoy en día la exclusión hacia la raza negra es evidente, sutil, pero evidente.
A pesar de eso vivo fascinada con su historia de evolución urbana, porque ha tenido grandes cambios, como la demolición de todo el Morro do Castelo, para lograr urbanizar toda la costa de lo que hoy es el barrio de Castelo y el aeropuerto nacional Santos do Mont; algo impensable a nivel ambiental y económico hoy en día, pero toda una obra de ingeniería sorprendente.
Supongo que toda persona que sabe que estoy acá se sorprendería al saber que casi ni conozco los lugares turísticos de la ciudad como el Pan de Azúcar, el Cristo Redentor y las playas que a todos nos venden como la Rio de Janeiro que hay que visitar, pero la verdad es que me gusta más la urbe vivida y utilizada por el carioca común en su día a día, aquella que no publicitan y que esconden.
A medida que camino por las calles, me atrevo a aventurar un poco más, a ir más allá, dejándome sorprender por lo que venga, relatando precepciones, aventuras y vivencias que pueda tener en esta ciudad tan carismática, tan fiestera, tan de su propio ritmo…..Tan costeña.